A las cartas

- Que se me hace que voy a tener que ir por ti- comenta Lina, después de media hora de estar en el teléfono.
- Sip, se me hace que si... no se para que te esperas tanto en sugerirlo, si de antemano ya sabes- le contesta Vicka con la boca llena de manzana.
- Solo por si cambias de opinión- a lo que se ve interrumpida con un- Sabes que no.
- ¿Por que no lo dijiste tu primero?...

Y antes de contestar, como en sonido estéreo se oyen las voces de las respectivas madres diciendo :"¡Ya lárguense!" y ni bien decir "vale" se cortó la comunicación.

Quince minutos después se oye en la puerta el carro de Lina. Toca la campana y la travesía a su casa, del otro lado del cerro comienza.

Pasar por provisiones a las respectivas tiendas y esquivar idiotas por las calles.

Pudo haber llegado por otros medios pero la madre de Lina dice que luego esos métodos le ponen los pelos de punta, pues como no tiene propiamente una puerta para eso, se pueden dar los desastres; aparte, claro que está prohibido, y que la última vez en casa de Vicka lo usaron para escabullirse de noche.

Entonces la mesa de comer se convierte en mesa de juego, ya todo acomodado, el café hecho, los cigarros, la coca, los fritos y cosas similares. No es momento de presumir las cualidades culinarias.

- Esto es trampa...- Alega Vicka cuando le tapan su jugada
- Siempre lo mismo ... que no es trampa, es que no sabes jugar- responde Lina.
- No que, a mí no me deja usar magia no se vale, así no hay manera de ganarles a pitonisas...
- No estamos usando nadie nuestro poderes, se necesita mas concentración... la única conversación que está abierta día y noche es el messenger de esta niña- dice la madre de Lina señalando la computadora y tomando sus cartas saboreándose de nuevo la victoria.
- ¿Y yo como se? -
- Tonta - ríe Lina- ¿nos has visto con los ojos blancos iluminados?... por así decirlo-
- Nahaa, con el perdón de ustedes, pero eso es muy "creepy" prima, espero que no lo hagas muy seguido mientras yo esté. Además imagino que tu mamá tiene mas práctica que tú.
A lo que la madre responde
- No te preocupes, te puedo decir que mientras tengas medio mazo entre las manos, no me vas a ganar-